La Universidad de la Singularidad trama un futuro humano altamente tecnológico

Por Yaiza Martínez / 04 de diciembre de 2013 / Fuente: Tendencias 21

Promueve el desarrollo de soluciones para desafíos actuales fundamentales, como la escasez de agua o el consumo energético.

Los acuñadores del concepto definen la “Singularidad” como un salto humano que se producirá gracias a la aceleración exponencial del progreso tecnológico. La Universidad de la Singularidad, fundada en EEUU por Ray Kurzweil en 2009, que se enmarca en esa línea, pretende transformar la vida humana de forma irreversible gracias a avances tecnológicos de todo tipo. El cambio, ha vaticinado Kurzweil, podría llegar en 2045.

Imagen: Jesse-lee Lang. Fuente: PhotoXpress.

El término de Singularidad hace referencia a un potencial acontecimiento futuro: la aceleración exponencial del progreso tecnológico y del cambio social gracias al desarrollo de una inteligencia sobrehumana. A partir de entonces, señalan sus defensores, nuestro entorno cambiará radicalmente de maneras que aún no podemos predecir.
En este proceso de cambio tendrá una importancia fundamental la tecnología. El científico y escritor de ciencia ficción Vernor Vinge ha explicado que la singularidad podría alcanzarse por las siguientes vías: el desarrollo de un ordenador que alcance el nivel de inteligencia humana y lo supere; el desarrollo de redes informáticas que se comporten como superneuronas y acaben dando lugar a un ente inteligente; el desarrollo de elementos de interacción con computadoras que permitan a un humano comportarse como un ser superinteligente; o mediante manipulaciones biológicas que nos permitan alcanzar la superinteligencia biológica. 

Uno de los pensadores más influyentes y controvertidos de nuestro tiempo y uno de los principales promotores de la idea de Singularidad, el ingeniero e inventor Ray Kurzweil‎, ha asegurado en su último libro que este acontecimiento futurista está ya muy cerca: La Singularidad “es un tiempo venidero en el que el ritmo del cambio tecnológico será tan rápido y su repercusión tan profunda, que la vida humana se verá transformada de forma irreversible”. 


La creación de la Universidad de la Singularidad 


Partiendo de estas ideas, Kurzweil y el ingeniero Peter Diamandis fundaron en 2009 la Universidad de la Singularidad (SU), una institución académica interdisciplinar en Silicon Valley (EEUU), cuya finalidad es “reunir, educar e inspirar” a personas, para que éstas propicien el desarrollo exponencial de las tecnologías y de sus aplicaciones. El objetivo final: resolver los grandes desafíos de la humanidad. 

La SU está ubicada en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Mountain View, California; es dirigida por el propio Ray Kurzweil; y cuenta con el patrocinio de Google y la NASA, entre otros apoyos. En parte es universidad, en parte think tank o tanque de ideas; y en parte una incubadora de empresas innovadoras. 

“En cuanto una rama del conocimiento se convierte en una ciencia de la información, como ha ocurrido con la medicina tras la secuencia del genoma, se produce un avance de forma exponencial: dos, cuatro, ocho, dieciséis... Eso está empezando a pasar con otros campos como la energía. En 20 años, viviremos en un mundo muy distinto: tenemos que llegar preparados a la Singularidad”, ha señalado Kurzweil.


Interdisciplinaridad y creatividad


La SU pretende impactar positivamente la vida de miles de millones de personas en una década, ha informado la CNN . Su principal motivación es explorar el avance rápido de las tecnologías para afrontar los principales desafíos de la humanidad, como la escasez de agua o el consumo energético. 

De hecho su “biblia” es Abundance, un libro de Peter Diamandis que explica cómo pronto las capacidades tecnológicas podrían cubrir las necesidades de cada habitante de nuestro planeta. 

Para ello, la Universidad se ocupa de temas como la nanotecnología, la biotecnología, la bioinformática, la inteligencia artificial o la robótica, que podrían tener el mayor impacto en la economía y la sociedad en los próximos años. 

Cada curso, la SU invita a 160 conferenciantes diferentes. Por ella han pasado ya, por ejemplo, el científico de la computación Vint Cerf; el cofundador de Google, Larry Page; el ingeniero estadounidense que inventó el vehículo Segway, Dean Kamen; o el biólogo y empresario estadounidense Craig Venterl, famoso por haber creado su propio Proyecto Genoma Humano en 1999. 

El objetivo es que los alumnos entren en contacto con personas capaces de trasmitirles sus conocimientos, de inspirarlos. La SU también pretende fomentar la interdisciplinaridad y la creatividad científica y tecnológica.


Algunas iniciativas


Así es como, según la BBC, esta Universidad ha conseguido identificar una serie de tecnologías disruptivas (innovaciones que pueden desestabilizar los mercados ya existentes y que se cree que cambiarán el mundo), que van desde la fabricación digital a la biotecnología; desde la robótica a la inteligencia artificial. En total han salido de la SU cerca de 100 empresas con iniciativas como las siguientes: 
  • Matternet: proyecto que pretende extender el uso de drones -aviones no tripulados- para el desarrollo humano, por ejemplo, para llevar suministros y medicamentos a áreas sin acceso de países pobres. 
  • Blue Oak Resources: proyecto destinado a la recuperación de metales preciosos a partir de desechos. 
  • Malariaspot.org: plataforma global de inteligencia colectiva - crowdsourcing - para diagnosticar la malaria usando juegos online. 
  • Eddefy: plataforma de herramientas para encontrar el mejor contenido educativo en cualquier momento, desde cualquier dispositivo móvil. 
  • Pullapproach: proyecto pionero por su forma de identificar modelos de negocio rentables que generan impacto social; analizar lo que los hace exitosos y trasladarlos a otras regiones.

Futuro utópico


El pasado mes de mayo, la revista Wired publicaba sobre la SU que ésta “no es una universidad acreditada”. Sin embargo, de nuevo según la BBC, sus miembros “están llenos de optimismo sobre un futuro utópico en el que las entidades biológicas y el silicio vivan en perfecta armonía”. Ese futuro “será alucinante, muy posiblemente en un sentido literal”. Ray Kurzweil vaticina que para el año 2045 ya habrá llegado.

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