Cuando la educación debe ser práctica



El aprendizaje es un fenómenos sicológico complejo que durante siglos se ha intentado descifrar. En ese esfuerzo, han surgido innumerables teorías que intentan explicarlo, dentro de algunas de las cuales hay autores con posturas interesantes que bien merecen ser tomadas en cuenta si realmente se desea hallar una fórmula aplicable que conduzca al logro de aprendizajes significativos en los estudiantes de hoy.

Es así como se plantea el enfoque de aprender haciendo, defendido por, entre otros, Roger Carl Schank, investigador estadounidense en inteligencia artificial y científico del aprendizaje.

Este enfoque sostiene que el aprendizaje se logra, esencialmente, cuando el estudiante es conducido a una situación en la que le es preciso actuar, participar activamente en su aprendizaje. Cuando el sujeto experimenta en carne propia es altamente probable que aprenda.

El autor enfatiza también la importancia de que el aprendizaje se produzca en torno al interés del estudiante, en aquello que es importante para él y que lo movilice. Tomar en cuenta el interés del estudiante es la mejor forma de asegurar su motivación y, por lo tanto, la apertura de su mente hacia el objeto de su deseo.

De donde se tiene, entonces, que la tarea de los profesores es "intentar comprender qué es lo que los estudiantes pueden hacer y ayudarlos a hacerlo", esto es totorizarlos, acompañarlos en su experiencia de aprendizaje. Dice Schank que si "se entiendo a la educación como otra cosa que no sea práctica y experiencia, nos hemos equivocado" de concepto.

Dime algo y lo olvidaré, enséñame algo y lo recordaré, hazme partícipe de algo y entonces aprenderé
Benjamin Franklin 

Otro aspecto importante, es que en este enfoque, como en la mayoría de enfoques educativos, la tecnología es simplemente un instrumento, una herramienta que se la debe emplear como parte de los recursos que podrían servir para que la experiencia de los estudiantes sea provechosa. Las TIC posibilitan experiencias individuales de interacción y comunicación, pero no son la solución. Sobre lo que debe trabajarse en el sistema bajo el cual se concibe y configuran las experiencias de aprendizaje.

Preguntémonos, entonces, qué clase de metodología estamos aplicando en nuestras aulas, qué logros aspiramos tener al final del año o semestre y, especialmente, qué tipo y a qué profundidad queremos llegar en el aprendizaje de nuestros estudiantes.

Compartimos aquí un fragmento de la entrevista que le hacía el divulgador científico Eduard Punset Casals a Roger Schank por allá en 2009 aproximadamente.

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